Aquella tarde nadie menospreciaba, odiaba y ni siquiera
criticaba a nadie, todos miraban directo al cielo, directo al lugar de donde
todo había comenzado, esperando mas, esperando que algo sucediera, las personas
miraban ansiosas, con morbo y con un sentimiento indescriptible dentro ellos
mismos, a algunos hasta la boca se le había humedecido y salivaban como perros
esperando que se les alimentase… nada sucedía, todo, absolutamente todo, estaba
en silencio, autos, taxis y autobuses se habían detenido ante aquel suceso tan
inesperado, nadie, absolutamente nadie había previsto aquel acontecimiento,
aquello que para muchos era una causa de fe y una señal divina para otros era
meramente una causa natural… y de repente una mujer se arrodillo al suelo y a
todo pulmón exclamo una plegaria, un rezo una oración, para que su dios en los
cielos la amparase… y en ese momento el acontecimiento que había pasado antes
acudió al auxilio de la mujer… una gran e inmensa bola de fuego cayó del cielo
y como una pie a una cucaracha aplasto a la mujer… sin piedad alguna, ni hubo
nada durante un segundo, ni un dios ni un demonio, aquella plegaria lanzada l
aire había sido en vano, y de la nada un grito… un grito ahogado e histérico
estremeció el lugar y como si fuese un disparo en plena carrera de relevos las
personas salieron corriendo, como gallinas al granero.
Acto seguido una lluvia de inmensas rocas con fuego bajaron
del cielo aplastando todo a su alrededor
sin piedad, las personas empezaban a formular la única palabra que se les venía
a la mente, “APOCALIPSIS”.